Rev Med Hered v.23 n.4 Lima oct./dic. 2012
INTRODUCCIÓN
El síndrome nefrótico clásico en niños, es una entidad nosológica que se presenta entre los 2 y 6 años de edad. Las formas de síndrome nefrótico de aparición precoz son calificadas como congénitas cuando se inician en los tres primeros meses de vida e infantiles, si lo hacen antes del año. Estas formas constituyen grupos heterogéneos de distinta etiología, patrones histológicos, evolución y pronóstico (1).
El síndrome nefrótico en los niños es primario o idiopático (SNI) en el 90% de los casos y secundario a infecciones o asociados a síndromes malformativos en el 10% restante. Los tipos histológicos más frecuentes en el SNI en este grupo son: cambios mínimos en 75%, Glomeruloesclerosis Focal y segmentaria (GEFS) 15%, Glomerulonefritis membranosa (GMN) 5%, y Glomerulonefritis proliferativa mesangial (GMP) en el 5% (2).
La glomerulopatia membranosa es muy rara en la infancia, con una incidencia de 2 por 100,000 por año.
El estudio internacional de la enfermedad renal en niños (ISKDC) reportó glomerulopatia membranosa en el 1,5% de los casos (3).
La glomerulopatia membranosa puede ser idiopática o secundaria, las formas secundarias pueden ser más frecuentes en niños que en adultos y las principales causas están relacionadas a infecciones como hepatitis B, malaria, sífi lis, lepra, quiste hidatidico y enfermedades autoinmunes.
Reportamos un niño con síndrome nefrótico por glomerulopatia membranosa asociada a infección por citomegalovirus (CMV), que sería el primer caso descrito en el Perú.
Caso clínico
Niño de 5 años y 7 meses, natural de Cuzco y procedente de Madre de Dios, sin antecedentes de importancia, quien presentó edema generalizado y disminución del fl ujo urinario, asociado a una infección respiratoria alta, motivo por el cual acudió a un hospital de su localidad donde le encontraron proteinuria masiva en 161mg/m2/h (>40 mg/m2/h),
urea 144 mg/dl e hipoalbuminemia 1,69 g/dl, haciéndose el diagnóstico de síndrome nefrótico. Le iniciaron tratamiento con prednisona 25 mg/diario, enalapril 5 mg/día, albumina humana intravenosa y furosemida postinfusión de albúmina; luego de 38 días de tratamiento, al no observar respuesta fue derivado a nuestro hospital.
El examen al ingreso mostró presión arterial 110/70 mm Hg, niño despierto, piel pálida, edema generalizado, abdomen distendido, signo de oleada(+), y edema marcado de bolsas escrotales. Los exámenes de laboratorio mostraron: creatinina 0,3 mg/dl, albúmina 1,4 g/dl, proteinuria 619 mg/m2/h, colesterol 578 mg/dl, hematocrito 44%, hemoglobina 14,6 gr/dl, TGO 21 U/L, TGP 12 U/L, y el examen de orina, proteínas +, glucosa (-), hematíes 50 por campo, leucocitos más de 100 por campo.
Se inició tratamiento con prednisona 60 mg/m2/día durante 3 semanas, sin respuesta, por lo que se decidió realizar la biopsia renal.
La biopsia mostró cambios citopáticos, glomérulos aumentados de volumen, membranas rígidas, engrosamiento focal de las membranas, algunas con desdoblamiento con vacuolas intra-membranosas y otras vacuolas ubicadas a nivel sub-epitelial. A nivel de los túbulos se observó leve descamación celular, algunos histiocitos espumosos y cambios citopáticos focales; el intersticio no presentaba alteraciones significativas ( Figura 1). En la inmunofl uorescencia se encontró depósitos granulares de IgM en segmentos del mesangio en 4/6 glomérulos, depósitos granulares de C3 (1+) en segmentos del mesangio ; y no se encontraron depósitos de IgG e IgA.
Estos hallazgos fueron interpretados compatibles con una glomerulonefritis proliferativa extracelular con cambios citopáticos secundarios a infección viral o intoxicación por metales pesados. La serología para virus fue positiva para CMV (IgG e IgM); la carga viral (PCR) de CMV en suero fue 2,250 copias/ml, y la serología para Herpes, Epstein Barr y Varicela-Zoster, y Toxoplasma, fueron negativos. El dosaje de C3 fue 66,7 mg/dl (VN: 90-180 mg/dl), anticuerpos antinucleares negativos; HBsAg, anticuerpos anti-VHC y VIH fueron negativos.
Se realizó terapia de pulso con metilprednisolona 30 mg/kg IV, en tres sesiones y se inició ganciclovir IV 10 mg/kg/día durante 5 semanas y luego valganciclovir 15 mg/kg/d VO por 22 semanas.
Concomitantemente, se inició ciclofosfamida 50 mg/diario VO, losartán 25 mg/día, ácido acetilsalicilico 125 mg/día, atorvastatina 10mg/día.
La respuesta clínica fue progresiva, disminuyendo la proteinuria (< 40 mg/m2/h) (Gráfico 1) y normalización de los niveles de albúmina sérica a las once semanas de tratamiento; no hubo efectos secundarios de la medicación. La carga viral por PCR fue no detectable a las 19 semanas de terapia antiviral.
El complemento C3 se normalizó (92 mg/dl), así como los niveles de urea y creatinina sérica (Gráfico 2).
Luego de 27 semanas de concluido el tratamiento antivíral el paciente se encuentra asintomático, sin recidiva de su enfermedad.
DISCUSIÓN
El síndrome nefrótico por CMV es infrecuente y se diferencia claramente del síndrome nefrótico clásico (1). Con excepción de los pacientes receptores de trasplante renal, la infección por CMV se asocia raramente con afección renal. Dentro del síndrome nefrótico congénito o infantil, la infección por CMV constituye un grupo etiológico defi nido y aunque los casos descritos son escasos (3,4,5,6,7), su importancia radica en la posibilidad de un tratamiento etiológico curativo.
La biopsia renal usualmente se realiza cuando hay resistencia a esteroides, como lo describe M. Goodem en su estudio (8).
Los hallazgos histopatológicos en el síndrome nefrótico asociado a infección por CMV muestran incremento de la matriz mensangial con hipercelularidad y sin afectación de membrana basal (3); en nuestro paciente, hubo compromiso focal de la membrana con engrosamiento y presencia de vacuolas y depósitos en mesangio de IgM y C3, lo que hizo sospechar que no se trataba de una nefropatía membranosa primaria, confi rmándose el diagnóstico por el incremento de los niveles séricos de IgM para CMV y carga viral por PCR (9).
El tratamiento con ganciclovir constituye la terapia específi ca de elección (10), a pesar que se describen algunos casos con resultados dispares y efectos secundarios importantes (5). En nuestro caso, indujo la resolución permanente del cuadro sin presentarse efectos secundarios durante su administración. El uso de valganciclovir esta descrito como profi laxis y para tratamiento de CMV en niños pos trasplantados (11,12). Por todo lo comentado, y lo infrecuente de esta etiología sería necesario tenerla en cuenta en los pacientes con síndrome nefrótico corticoresistente.